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Testimonios: P. Valerio Baresi

Valerio Baresi (SP)

Baresi_17-01-14

Don Valerio Baresi, sdb

Tenemos en la mente y en el corazón el Aguinaldo de este nuevo año: «Da mihi animas, cetera tolle». Attingiamo all’esperienza spirituale di Don Bosco, per camminare nella santità secondo la nostra specifica vocazione “La gloria di Dio e la salvezza delle anime”.

¡La síntesis de mi testimonio está precisamente en las palabras “gloria de Dio” y “santidad”! El objetivo general del proyecto misionero Sagrado Corazón es “dar vida” a una comunidad eclesial desde un fuerte carácter juvenil, que viva en plenitud la propia misión educativa y evangelizadora, compartiendo, con las pobrezas que nos atrapan, una experienza de Resurrección.
Deseamos caminar en la santidad como cristianos/consagrados/salesianos y hacer vivir a los jóvenes que alcanzamos, una gradual pero intensa experiencia de Resurreción y de Iglesia, para vivir una alta medida de vida cristiana, santa. ¡Buenos Cristianos, Honrados ciudadanos, habitantes del Cielo!
De manera particular nuestros destinatarios principales son jóvenes entre 16 y 30 años, italianos e inmigrantes, y entre estos, de modo especial los refugiados. Deseamos fervientemente que todos, ¡todos encuentren a Jesús!

El 1 de Septiembre de 2008 surge la Circunscripción ICC (Italia Centro). Viviendo en el S. Cuore, en el mismo centro de Roma, al lado de la Estación Termini, nos damos cuenta que nuestra obra ocupa el espacio más “central” de la Capital. Sentimos que Don Bosco había intuido providencialmente que aquí debía latir el “corazón” de nuestra Inspectoría, en plena sintonía con el Corazón misericordioso de Jesús. Y también al inicio, no sabíamos qué hacer. La Basílica, recientemente restaurada, aparece sin embargo vacía de jóvenes, aunque en el pasado, a centenares habían ocupado todos los espacios de la Obra: centenares los artesanos en tiempos de Don Rua; miles los jóvenes acogidos y acompañados en los años sucesivos a través de la Escuela, el Oratorio, el Centro de Menores…
Pero la elección de trasladar la escuela al Pio XI y el Centro de Menores al Borgo Ragazzi Don Bosco; de dirigir a los jóvenes al resto de Oratorios salesianos de Roma, cerrando el del S. Cuore y las obras de construcción para la restauración de la Basílica, dejan en Casa solo huéspedes, congresistas y gente de paso. Lo que más salta a la vista, son los “trolleys” de los huéspedes y los vehículos aparcados en el patio.

Tenemos el gran deseo de repoblar el S. Cuore de jóvenes: ¡como quiere Don Bosco!

En los últimos meses de 2008 tocarona nuestra puerta tres Misioneras de Cristo Resucitado; un pequeño Instituto, surgido en el ámbito de la Espiritualidad Salesiana, en América Latina. Presentes ya en Roma desde hace más de 10 años, buscan un lugar que les permita trabajar más directamente con los jóvenes.
Gracias a un encuentro, que se ha revelado providencial, entre uno de los Superiores de los Salesianos y sy Coordinadora General, fueron dirigidas al S. Cuore. Hablando cone llas, nos dimos cuenta que teníamos los mismos ideales: Jesús en el centro de nuestra vida, evangelizar jóvenes, sobre todo los más pobres, llegando a ellos en su realidad y restituyendo la estima y la dignidad perdidas, difundir la alegría.
Comenzamos a rezar juntos y preguntarnos qué nos estaba pidiendo el Señor.
Pocos días después, se une una joven familia con tres hijos pequeños: expresa la misma búsqueda de espiritualidad juvenil, de fraternidad y de compartir, de poner en valor la vocación matrimonial y la familia, ofrecida a la Iglesia y al mundo en el servicio gratuito. Proviene de la experiencia, no lejana en el tiempo, de Don Alfano, en el mismo Centro de Menores de S.Cuore. Sentimos que el Señor nos está pidiendo algo especial, en el unir en una única experiencia de Iglesia: vida consagrada masculina y femenina, familias y jóvenes, en el espíritu de Don Bosco.
Arreglados de manera digna pero simple los locales del último piso a la derecha del ábside de la Basílica (en el lugar exacto donde estaba el Centro de Menores) en el día de Pascua de 2009 acogimos con alegría a las Misioneras de Cristo Resucitada en “su casa”, dentro de nuestra Obra.
Tras un año de intensa oración y de reunión semanal (¡reazar juntos y pensar juntos!) sobre la situación de pobreza de tantos jóvenes Refugiados; sobre la búsqueda de sentido de tantos jóvenes universitarios en Roma; sobre posibles objetivos de nuestra presencia en el S. Cuore, impulsados por la apremiante invitación del Rector Mayor de hacer evidente nuestro Carisma Salesiano, y de no repetir planteamientos por descontado, sino de atrevernos a nuevas experiencias, atentos a las exigencias de los jóvenes y sensibles a la nueva evangelización, comenzamos a escribir el texto del Proyecto Misionero S. Cuore.
Mientras nuestra casa comienza a ser habitada por diversos jóvenes que son atraídos por el servicio a los pobres (en aquel período se preparaba la cena cada sábado para los pobres sin hogar en la Estación Tiburtina; continuaba el voluntariado de los universitarios en el Policlínico Umberto I; se iniciaban a organizar actividades de servicio a los refugiados como la escuela de italiano, y a organizarse espacios de reunión como excursiones que quería ser espacios de encuentro entre jóvenes italianos y jóvenes refugiados en un enriquecimiento mutuo e intercambio entre coetáneos de diversos países) y de la oración constante: cada jueves de las 20:30 a las 22:00 cita en el coro de la Basícila para la Adoración Eucarística precedida de la Lectio sobre el Evangelio Dominical). Algún retiro espiritual permite implicar profundamente a diversos jóvenes, en caminos formativos cada vez más sistemáticos.
Además algunas iniciativas implican de vez en cuanto a muchos jóvenes, inicialmente alejados de los itinerarios de fe: la escuela de Español, las veladas de fratenridad, la fiesta de las matrículas, la peregrinación de los Universitarios a Asís, la implicación en las iniciativas regionales del Movimiento Juvenil Salesiano…
Empezamos a estructuros los itinerarios formativos.
Primer paso: “Los encuentros con Jesús”, nueve encuentros semanales de iniciación cristiana (el amor de Dios Padre, el Señorío de Jesús, la Palabra de Dios, los Sacramentos, la oración…) y un retiro de tres días al final.
El itinerario continua con encuentros semanales, donde se profundiza sobre la dimensión cristiana como Hijos de Dios, Díscipulos y Apóstoles. Más allá del compromiso de cuidar de manera eficaz los contenidos a anunciar, emerge nuestro deseo y el de los jóvenes de estar siempre unidos SDB y MCR. Nos damos cuenta que la vida consagrada masculina y femenina, la presencia de familias y jóvenes, expresa una verdadera y bella experiencia de Iglesia.
Puedo afirmar que el aspecto que ha permitido generar más frutos es sin duda la comunión. Una elección que no nos consiente tener tarde slibre: estamos prácticamente siempre presentes “juntos” en todas las tareas. Esto permite experimentar el sentido más profundo de nuestro ser Comunidad Educativo-Pastoral, verdadera Iglesia.

Hoy tenemos cada cuatrimestre nuevos “Encuentros con Jesús” con una veintena de jóvenes que provienen de diversas zonas de la ciudad; tenemos una Comunidad Juvenil articulada en tres grupos divididos por edades: 20-25; 26-30; más de 30 que se encuentran semanalmente.
Cada jueves desde las 20:30 a las 22:00 vivimos la lectio y la Adoración eucarística; ofrecemos itinerarios formativos de educación en el amor, “Creados para amar”, para solteros y novios que no han fijado la fecha de Matrimonio; existe un itinerario de formación para profundizar sobre la Doctrina Social de la Iglesia; implicamos e nel servicio a los refugiados a muchos jóvenes que no sólo entregan tiempo y energías, sino que se dan cuenta que reciben mucho de sus coetáneos que han tenido que huir de la violencia, las guerras, torturas, injusticias, afrontando experiencias inauditas para buscar la vida; permitimos que otros jóvenes se acerquen a personas sin hogar descubriendo en la caridad (“El Banco de los talentos” cena en la Estación Termini todos los Viernes y “Plaza Grande” tarde de fraternidad en el Oratorio todos los Jueves) la posibilidad de afirmar la estupenda dignidad de cada persona humana, reconocida hija de Dios y deseosa de ser comprendida en toda su dignida dentro de nuestra casa. Existe también un buen grupo de jóvenes que dos veces a la semana va al Policlinico ‘Umberto I’ a visitar enfermos. Algunos jóvenes son Catequistas, otros Animadores en el Oratorio. Con los jóvenes llegamos ‘puerta a puerta’ a las familias de la Parroquia, con un regalo navideño y la Bendición de las casas.
No faltan los momentos de fraternidad/reunión y de fiesta: cenas, excursiones, domingos pasados juntos en la montaña o en un parque de Roma, cineforum, torneos deportivos, fiestas con toda la Comunidad Parroquial, veladas étnicas…donde la alegría de reconocernos hermanos más allá de cada cultura, del color de la piel, del idioma, los recursos económicos, hace saborear la belleza de la vida y nos abre al reconocimiento mutuo.
Hemos acogido como bendición y confirmación del camino realizado, ya sea los itinerario de fe de algunos hermanos (musulmanes, budistas, ateos…) que han pedido el Bautismo o la entrada en la plena comunión de la Iglesia Católica (coptos, ortodoxos, evangélicos). Pero también las vocaciones han florecido en la Comunidad (2 SDB, 1 FMA, 1 Postulante MCR, 1 Postulante Clarisa, 1 Religiosa de la Immaculada, 1 dominico, 1 seminarista, 6 Jóvenes Salesianos Cooperadores, varias parejas de novios surgidas en el seno de la Comunidad juvenil y abiertas al servicio a los pobres y a la misión).
Algunos de estos jóvenes han pedido formar parte de una comunidad de vida, es decir vivir nuestra “casa” como propia, compartiendo con los religiosos (SDB y MCR) la oración cotidiana y la responsabilidad de la misión, d manera adecuada a su estado de vida y a sus compromisos diarios. En este opción están ocho (cinco chicas y tres chicos). Su vida en casa está acompañada de un/una asistente espiritual que los acompaña en esta experiencia para una síntesis fecunda entre fe, vida y cultura, que favorezca algunos momentos significativos de fraternidad y compartir entre jóvenes y religiosos.
Y es precisamente este “estar juntos” con los jóvenes el que nos ha parecido el más significativo y potente del carisma salesiano. Todas las veces que somos capaces de “vivir juntos” con los jóvenes (retiros, campos formativos, convivencias…) nos damos cuenta de cuan efizar es la acción educativa. Por esto hemos intentado intensamente ofrecer a los jóvenes, esta oportunidad, para degustar la fascinación de la vida en comunión que ponga en el centro a Jesús. La alegría grande de estos días es la espera del Papa Francisco en nuestra casa: el Domingo 19 de Enero viene a compartir con nosotros la tarde. Encuentro con los pobres sin hogar, con los Refugiados, con los Voluntarios que los acompañan, con las familias, con los chavales del Oratorio, con los enfermos y discapacitados y la gente de la Parroquia. Pero se encontrará sobre todo los jóvenes que en el “Sacro Cuorte” han encontrado una “casa” que acoge y ofrece la posibilidad de vivir una experiencia significativa de Resurrección, de modo que les lanza a la vida como verdaderos discípulos de Jesús y misioneros del Evangelio. ¡Y lo que es ahora una Alegría!